Tras una noche de furia y enfrentamientos, un grueso vallado (metálico y humano) y el silencio los separaron. La tensión en el espacio entre ambos podía percibirse ayer en las miradas, los gestos y hasta en la respiración de los protagonistas del conflicto que lleva más de tres meses. Ayer, en el marco de los actos oficiales por el Día de la Independencia, el gobernador, José Alperovich, y los principales funcionarios del Poder Ejecutivo participaron del izamiento de la bandera en la plaza Independencia, a metros de la "Carpa de la Dignidad" de los autoconvocados de la salud.
Fiesta y violencia
El antecedente de la jornada de ayer no prometía paz. Un globo inflado con helio, nuevos gazebos en la plaza y un cántico de los empleados del Siprosa que reclaman mejoras salariales fueron los detonantes de algunos entredichos con la Policía durante la tarde del viernes. Autoconvocados y el Gobierno habían llegado a una suerte de tregua para no interferir mutuamente en los actos, pero desde ambos sectores entendieron que se estaba incumpliendo lo pautado.
Esas situaciones derivaron en una violenta escaramuza durante las primeras horas de la fecha patria. Apenas "El Chaqueño" Palavecino terminó de entonar el Himno Nacional, un grupo de personas arremetió contra los trabajadores de la salud. Según denunciaron, una patota de alrededor de 30 hombres intentó voltear las carpas que habían añadido para cumplir la vigilia y destruir el inflable. "Al globo, que habíamos reparado después de que lo desinflaron a balinazos, me lo quisieron arrebatar. Me caí, fue una salvajada. A manotazos partieron los gazebos. Pasamos una noche en vilo. Hubo corridas y golpes. Una persona que dijo ser del Ministerio del Interior, apañó al agresor que identifiqué. Nuestros atacantes estaban custodiados detrás de la Policía y nosotros, desguarnecidos", lamentó la titular del Sindicato de Trabajadores Autoconvocados de la Salud (Sitas), Adriana Bueno.
Susana Sitjes, jefa de un CAPS del área operativa sudeste, resultó herida. "Trompadas, patadas, empujones, botellas y sillas. Hubo de todo. A mí me pegaron con un proyectil en el mentón. Fue una zona liberada, no había ni un policía en ese momento. Durante la tarde me habían amenazado para que saquemos los carteles ¿Debe haber un muerto para que Alperovich reaccione? Este conflicto no da para más", sentenció.
Luego, representantes de los autoconvocados se reunieron en la Casa de Gobierno con los ministros del Interior, Osvaldo Jaldo, y de Seguridad, Mario López Herrera. "Fue un hecho triste. Venimos denunciando que podría haber una agresión desde que el gobernador amenazó que no protestemos porque sería peligroso. Lo advertimos a la Policía en las reuniones anteriores. La respuesta de los ministros fue el silencio", manifestó el médico Julián Nassif, del Hospital de Niños.
Calma disfrazada
Los autoconvocados recibieron la mañana en la plaza con más calma. La cúpula de Policía recorrió los alrededores de la carpa y dispuso que quedara encerrada en un corral de vallas. Además, agentes se apostaron por fuera y dentro del cerco. Mientras, alrededor de las 8.40, las fuerzas de seguridad hicieron ingresar a un grupo numeroso de gente que se ubicó en la calle, entre los autoconvocados y las autoridades. Para evitar inconvenientes, los manifestantes observaron las actividades, cantaron el himno con fervor y se mantuvieron en absoluto silencio. Sólo cuando el primer mandatario se alejó caminando por 24 de septiembre para ir al Tedeum, estallaron al unísono en un ¡viva la Patria!
Todavía indignados, los autoconvocados anunciaron que desde el lunes cerrarán los hospitales.